Tras llegar al trono Alfonso XIII en 1902, se inicia la segunda etapa de la Restauración. El período coincide con una crisis de liderazgo dentro de los partidos dinásticos debido a la dificultad de hallar un jefe de partido capaz de aglutinar a las distintas tendencias. Con Maura y Canalejas, llegó al gobierno una nueva generación de políticos influida por las ideas regeneracionistas, que intentó poner en marcha importantes reformas desde el interior del propio sistema. Sin embargo, el miedo a aceptar los riesgos de una verdadera participación democrática podría suponer para el mantenimiento del turno dinástico imposibilitó llevar a cabo una reforma en profundidad del sistema.